No podemos decir que nuestra orientación/desviación hacia el consumismo aleatorio sea casual. Toda compra hecha en nuestro bazar es justificada, necesaria o como mínimo, placentera.
Ese gusto por el buen comprar, el placer por el puro placer de llenar la sagrada banda de la caja con nuestras compras diarias, eso, primos míos, es lo que de verdad buscamos en nuestro camino hacia la iluminación.
Siempre tenemos presentes las ofertas venideras, el tablón da un nuevo sentido al mes siguiente.
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